Al incorporarse al Macará, en diciembre del 2009, Iván Kaviedes repitió algo parecido a lo que suele decir cuando se vincula a un nuevo club: “Es una nueva oportunidad pero no solo futbolística, sino de vida. Ya no con metas tan cortas, de año a año, sino metas de vida a largo plazo”. Pero ya no está en ese equipo. Se marchó como se ha ido de casi todos los sitios donde militó en la última década: separado por indisciplina.
Kaviedes volvió a jugar este año, luego de dos temporadas de inactividad por una deuda que mantenía, y se negaba a pagar, con Liga (Q), institución a la que abandonó en el 2008.
El Nine, de 33 años, militó en seis clubes nacionales y siete extranjeros, y por su inestabilidad solo dos veces terminó una campaña (1998, en Emelec y en el 2007, en El Nacional).
Su último tropiezo ocurrió el lunes pasado, cuando fue marginado de Macará por cometer una segunda falta disciplinaria (el viernes anterior se ausentó de las prácticas sin permiso).
La carrera de Kaviedes se ha caracterizado por goles importantes (el del empate a 1 con Uruguay, para la clasificación de la Tri al Mundial 2002; el que le marcó a Costa Rica en la goleada 3-0, en el Mundial 2006, o los 48 que hizo para Emelec en 1998), por transferencias a clubes de Italia, España, Portugal, Inglaterra, México y Argentina, pero básicamente por sus incumplimientos de contrato.
Esto demuestra “la poca responsabilidad que adquirió. Como profesional tiene derechos y deberes que cumplir”, dijo Ricardo Armendáriz, quien fue técnico de Kaviedes en las divisiones menores azules.
“Quienes lo hemos visto desde pequeño sabíamos que era un chico sano y nos preocupa el rumbo que está tomando su vida. Se está desviando”, acotó.
Armendáriz también estima que los permanentes líos del Nine impedirán futuros fichajes “porque él hace promesas, pero luego no las ha cumplido”.
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