Hace aproximadamente quince años, Jairo Campos llegó a Barcelona. Apenas
bordeaba los 13 años de edad, pero, pese a eso, recuerda que el primer
equipo era dirigido por el argentino Rubén Darío Insúa y luego por Jorge
Habbeger, de la misma nacionalidad.
Campos (27 años), uno de los fichajes más costosos de Barcelona este año, no olvida qué entrenadores conducían el primer equipo, al que ansiaba llegar algún día para debutar en primera, lo que no pudo conseguir con los toreros.
Hoy, ante Deportivo Cuenca, Campos se estrena con los canarios, como un futbolista experimentado y no como el juvenil que llegó una vez a Barcelona. “La mayor aspiración cuando uno llega a las inferiores de un equipo es jugar en el primer plantel, yo no tuve esa posibilidad (en Barcelona) porque emigré rápido a los 17 años”, dice Campos.
“Mis primeros entrenadores fueron Rémulo Sotomayor y Juan Triviño; en las mayores recuerdo que estaba Rubén Darío Insúa, que había quedado campeón en 1997 y en 1998 fue a la final de la Libertadores; y estuvo un rato también Habbeger”, relata claramente la memoria del futbolista oriundo de la provincia de Imbabura.
En el 2001, cuando el defensa ibarreño tenía solo 17 años fue transferido por Barcelona al Gent de Bélgica. Antes de partir, “tuve la oportunidad de entrenar dos semanas (en el primer equipo). Yo era muy joven cuando me fui. El equipo lo dirigía Dragan Miranovic (DT montenegrino)”, rememora.
En ese entonces, tras venir desde Ibarra para iniciar su carrera en las inferiores de Barcelona entrando recién a la edad adolescente, Campos tuvo que instalarse en Guayaquil de manera informal. “Viví en Bellavista (en una casa comunitaria para jugadores de otras provincias), también viví en la concentración y un año estuve en la Florida, en la casa de un tío”.
Ahora que volvió a Barcelona, Campos no evita sentir algo de nostalgia. “De trabajadores (colaboradores de la institución) están casi todos, pero de jugadores no hay ni uno (excompañeros juveniles en el Barcelona actual)”, destaca.
Con quienes siguen en Barcelona, Campos no es ingrato y cuando volvió los visitó. “Hemos estado conversando con ellos y es muy grato conversar de los momentos que vivimos, de tristeza, de alegrías, y ahora nos reímos de todo eso”.
Pero ya Campos no es el mismo, además del éxito que acumuló, el futbolista trae mucha experiencia: suma tres títulos internacionales (la Copa Libertadores, la Sudamericanas y la Recopa) y cuatro nacionales incluidos el torneo Mineiro con Atlético Mineiro en Brasil.
Ya no es el niño de 13 años que rondaba por las habitaciones de la concentración canaria. “Ahora hasta soy padre de familia, con cuatro hijos. El tiempo pasa y a medida que pasa uno va cambiando también...”, dice.
“Hemos ganado cosas importantes en nuestra trayectoria y eso da la posibilidad de estar bien cotizado, pero ahora toca poner de manifiesto toda esa experiencia a favor de Barcelona”, ofrece el imbabureño.
La madurez es el principal aporte que Campos quiere dar en Barcelona para así retribuirle a este club haberle dado la oportunidad de salir del país. Por eso se atreve a decir que el club amarillo no perdió un talento, sino que le buscó una mejor opción en ese entonces.
“Conmigo pasó algo diferente, todo jugador tiene el deseo de emigrar al fútbol europeo. Lo que hizo conmigo Barcelona, en su momento, fue transferir a un jugador de casa a un club extranjero. En ese momento ganó dinero; pero el mundo da vueltas y ahora se da la posibilidad de volver”, dice.
Y Campos volvió para cumplir un objetivo: “salir campeones y vamos a luchar por eso; nos hemos preparado bien, solo nos falta debutar y ganar (hoy a Deportivo Cuenca”.
Campos (27 años), uno de los fichajes más costosos de Barcelona este año, no olvida qué entrenadores conducían el primer equipo, al que ansiaba llegar algún día para debutar en primera, lo que no pudo conseguir con los toreros.
Hoy, ante Deportivo Cuenca, Campos se estrena con los canarios, como un futbolista experimentado y no como el juvenil que llegó una vez a Barcelona. “La mayor aspiración cuando uno llega a las inferiores de un equipo es jugar en el primer plantel, yo no tuve esa posibilidad (en Barcelona) porque emigré rápido a los 17 años”, dice Campos.
“Mis primeros entrenadores fueron Rémulo Sotomayor y Juan Triviño; en las mayores recuerdo que estaba Rubén Darío Insúa, que había quedado campeón en 1997 y en 1998 fue a la final de la Libertadores; y estuvo un rato también Habbeger”, relata claramente la memoria del futbolista oriundo de la provincia de Imbabura.
En el 2001, cuando el defensa ibarreño tenía solo 17 años fue transferido por Barcelona al Gent de Bélgica. Antes de partir, “tuve la oportunidad de entrenar dos semanas (en el primer equipo). Yo era muy joven cuando me fui. El equipo lo dirigía Dragan Miranovic (DT montenegrino)”, rememora.
En ese entonces, tras venir desde Ibarra para iniciar su carrera en las inferiores de Barcelona entrando recién a la edad adolescente, Campos tuvo que instalarse en Guayaquil de manera informal. “Viví en Bellavista (en una casa comunitaria para jugadores de otras provincias), también viví en la concentración y un año estuve en la Florida, en la casa de un tío”.
Ahora que volvió a Barcelona, Campos no evita sentir algo de nostalgia. “De trabajadores (colaboradores de la institución) están casi todos, pero de jugadores no hay ni uno (excompañeros juveniles en el Barcelona actual)”, destaca.
Con quienes siguen en Barcelona, Campos no es ingrato y cuando volvió los visitó. “Hemos estado conversando con ellos y es muy grato conversar de los momentos que vivimos, de tristeza, de alegrías, y ahora nos reímos de todo eso”.
Pero ya Campos no es el mismo, además del éxito que acumuló, el futbolista trae mucha experiencia: suma tres títulos internacionales (la Copa Libertadores, la Sudamericanas y la Recopa) y cuatro nacionales incluidos el torneo Mineiro con Atlético Mineiro en Brasil.
Ya no es el niño de 13 años que rondaba por las habitaciones de la concentración canaria. “Ahora hasta soy padre de familia, con cuatro hijos. El tiempo pasa y a medida que pasa uno va cambiando también...”, dice.
“Hemos ganado cosas importantes en nuestra trayectoria y eso da la posibilidad de estar bien cotizado, pero ahora toca poner de manifiesto toda esa experiencia a favor de Barcelona”, ofrece el imbabureño.
La madurez es el principal aporte que Campos quiere dar en Barcelona para así retribuirle a este club haberle dado la oportunidad de salir del país. Por eso se atreve a decir que el club amarillo no perdió un talento, sino que le buscó una mejor opción en ese entonces.
“Conmigo pasó algo diferente, todo jugador tiene el deseo de emigrar al fútbol europeo. Lo que hizo conmigo Barcelona, en su momento, fue transferir a un jugador de casa a un club extranjero. En ese momento ganó dinero; pero el mundo da vueltas y ahora se da la posibilidad de volver”, dice.
Y Campos volvió para cumplir un objetivo: “salir campeones y vamos a luchar por eso; nos hemos preparado bien, solo nos falta debutar y ganar (hoy a Deportivo Cuenca”.
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